Luego de escuchar a Amadío, estaba muy decidida en elegir la máquina de los sueños. Me llamaba la atención que la autora siempre escribía poemas, que su forma de escribir este libro habría sido muy extraño. Pero ahí estaba, en internet sin suerte de encontrar un sólo PDF para leer. Estaba buscando apurada un libro de los que Amadío dio por el aula virtual y decidí que "Boquitas pintadas" había ganado mi curiosidad y atención. No fue su prólogo (me aburrió y decidí empezar a leer el libro por su primer capítulo), fue su forma de escribir la primer página que miré.
Final de la lectura del libro. Sentí muchas bronca por momento entre conversaciones entre las mujeres personajes, algunas mostraban el machismo que rondaba entre la sociedad en su época. Me gustó la diversidad de miradas, de vidas. Me hubiera gustado un final de Juan Carlos con Nené, pero me hubiera entretenido tanto? El chiste a veces del drama no es la pizca del misterio y del final no esperado? Es no esperar nada de lo que quiero. Me gustó muchísimo la forma de narrar de Piug, más adelante leeré algo próximo de él.
Primer día de lectura y me resultó extraño como las oraciones dadas vuelta, suenan bien. "Y al notar manchados los dedos que sostenían la lapicera..." (Suelo leer oraciones más convencionales, "Y al notar los dedos manchados que sostenían la lapicera..."). Noto en cada capítulo nuevos detalles, en la redacción, detalles sensoriales y de tacto sobre los relatos puestos en diferentes ambientes; detalles escénicos y las anotaciones en forma de agenda, cartas, bitácoras por hora exacta. El modo de escribir me conecta, me hace sentir el personaje, cuando escribe, las acciones luego de escribirlas. Me gusta que le de un espacio de narrador a cada personaje en la historia, que algunas narraciones coincidan con otras entre personajes. Al comienzo de las conversaciones y los pensamientos entrelineas me volvieron loca, pero que loco pensar que fuera de una novela los humanos siempre pensamos antes o después de decir algo al aire, lo volvía cada vez más real.
Las dudas que genera las relaciones entre los personajes en un pequeño pueblo. Cuando comienza a redactar cartas cerca de sus hijos, Nené vuelve la redacción dura y asustadiza; genera diferentes contextos en el tiempo sin embargo ambos comparten el espacio ignorando sus existencias, nunca hay irrupción de los protagonistas en el tiempo real que ella redacta, jamás hay un tiempo presente.
En mi vida la depresión que resulta tener René al principio de la historia, las ganas de no hacer nada, de querer ese espacio de estar sola cuando en realidad su soledad es casi de todo el día. Por otro lado la mala suerte de Celina, con hombres, con la vida, con sus miedos y desprecios.
Planeo más abajo hacer del vocabulario un glosario, no comprendía tantos verbos como sinónimos. Comprendí que no es un lenguaje muy lejano del castellano argentino, sólo que añejo como cuando mi mamá hace referencia a refranes o frases de cuando ella era chica. Tiendo a hablar de las actualizaciones en el habla de diferentes generaciones cuando mis hermanxs (más grandes) se burlan de mis verbos o dichos adolescentes.
Personajes:
-Juan Carlos Etchepare, perito mercantil, joven de pelo castaño claro. Mujeriego y años más tarde tuberculoso. De Vallejos, Provincia de Buenos Aires. De incierto porvenir, gozaba de codicia y juego nocturno obsesivo. No pude odiarlo más en el final, sabiendo que había violado a una adolescente (Que desconoce el nombre en todo el libro y se la menciona dos veces, merece tener nombre al menos).
Me gustó el principio de la cuarta entrega, Juan con una tarotista de un circo que pasaba por el pueblo. Vuelve a enlazar todo el posible final, otra vez me generan dudas, quizás nunca murió y cambia rotundamente el principio.
Juan Carlos se enamora a distancia de Nené, suficientes capítulos amé las cartas para Nené, como odié sus actitudes. Se da cuenta que es la única persona y quizás hasta mujer, que le importa su estado de salud. "A lo mejor sentía lo mismo y no me daba cuenta, porque ahora siento que te quiero tanto".
En uno de los capítulos, cuando se pregunta sobre sus miedos y deseos, mis emociones se encontraron con el miedo de morir de Juan.
De´cima entrega y me carcomía la cabeza por no leer ni un sólo relato o carta de Juan Carlos.
El modo de narración de la octava entrega, monólogo basado en el sueño de Juan Carlos, narración emitida al lector. La última parte del octavo capítulo, me dejó decepcionada. Juan tomando decisiones erróneas, por Nené al no dejarse tocar por él, ya empieza a pensar de nuevo en Mabel al enterarse de la rotura de su compromiso con Celil, joven inglés. Me da pena saber que Nené fue a única en mandarle cartas. Él sin contemplar más quería casarse, ¿Por interés? ¿La quería a ella o quería la importancia que ella le daba?
María Mabel Sáenz, señorita. Buen estándar económico. Me mostró el contexto social más que ningún personaje, ricachona, pero tonta al principio. Se vuelve uno de mis personajes favoritos al final, los comentarios anti-machistas del libro, y demás acciones que generaron en mí un encariñamento. Maestra con dieciocho años, morocha y renegrida. Estuvo de novia con Juan Carlos desde 1933 hasta finales de 1936 cuando descubrió la enfermedad de Juan y decidió abandonarlo por miedo a contagiarse, lo cuál es estúpido si tanto pensaba que era el amor de su vida. Me costaba quererla con escenas cómo cuando consultaba con una redactora de revista sobre algo tan importante. Repito, su personaje logró cautivarme al final del libro, al final de su vida.
Mabel intenta parecer para el lector una mujer buena que le salva el pellejo a Raba con el asesinato de Pancho, cuando en realidad trata de salvar su prestigio.
Nélida Fernandez, más conocida como Nené. Rubia, fue novia de Juan Carlos mientras el estuvo internado, siempre me va a resultar un misterio las cartas de Nené a Juan. Los últimos capítulos los leí enferma mientras que en la novena entrega me preguntaba, ¿Cómo conoció Nené a Massa, por qué tan detallista Piug olvidándose de tan importante parte?; ¿Cómo terminan Juan Carlos y Nené?
Por muchos momentos noté a Nené ida de su vida antes de Buenos Aires. La noté arrogante y egoísta con los llamados de Raba a su casa. Pero el cambio rotundo de la visita de Mabel, la devuelve a la vieja Nené de Vallejos.
Doctor Aschero, nada importante. Diría que era un asqueroso doctor toca enfermeras, pero me quedo corta. Fue algo así como la primera vez de Nené, volviéndola su amante. Nunca supe por qué Raba dejó de trabajar en su casa (¿El embarazo?)
Francisco Catalino Páez, Pancho. Me encantaba un criollo en este relato, sus sugestiones en su casa, su motivación a ser algo más, más de lo que la sociedad miraba y juzgaba de su piel. Era gran amigo de Juan Carlos, nunca entendí por qué Pancho no le enviaba cartas mientras que Juan estaba internado.
Décima entrega, odio lo machista y sucio que te volviste (Me arrepentí muy poco luego que los capítulos avanzaron y me enteré que a Panchito lo veías a escondidas).
Antonia Josefa Ramírez, Rabadilla. Sirvienta de los Ascheros y más tarde de los Sáenz. Gustar de pancho fue una de las peores cosas que al principio sentí, que le pasó. Me dí cuenta en que Raba era narradora, su inocencia, como la de una niña. Inocencia que no la conservaba sola si no que con la patrona, esposa de Dr. Aschero.
Había visto algo que relacione con las primeras clases de literatura, siendo feminista esta clase fue una de las que más me marcó. Siempre el criollo, mitad negro mitad blanco. Siempre quieren ser como el blanco, cómo el violador, pero no salvaje (según ellos mismos). La madre siempre juega el rol de la negra, la salvaje, la que ofrece poco y también desea alentar el pensamiento del hijo. Es mucho mayor ser algo más que sólo negro, ser blanco, tener sangre europea. Relacioné el relato de Raba (Pág 115) con todo ese análisis, cuando la verdad pregunta es: ¿Por qué tiene que ser el legado de un hombre y padre que rechazo de el niño desde su concebir?
Viuda Di Carlo, amante de Juan Carlos. Mujer de edad media, juzgada por sus gustos en su sexualidad.
Massa, esposo DE Nené. Esta vez quisiera resaltar la pertenencia de un ser, para que noten la diferencia e inquietante que suena que un hombre pertenezca a una mujer. Mejoró con los años en que Nené estaba en el final de su vida, era un hombre machista y aburrido.
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